Sólo le pido al silencio
todo el ruido
que una vida sin ti
no me puede dar.
todo el ruido
que una vida sin ti
no me puede dar.
Mis lágrimas me hacían creer que era cierto que el tiempo lo curaba todo, y que después volvería la calma. Mis ojos fueron obligados a abrirse, y ellos solo querían seguir soñando una realidad paralela para evitar los golpes. Esos golpes que poco a poco se convertían mis fuerzas en caídas. Esos golpes que me hicieron ver que lo perfecto no existe. Me tocaría a ser fuerte y afrontar que la vida puede abandonarte en tu propio desastre en cualquier momento, y a nadie le va a importar. Y sí, es muy bonito pensar que nunca te dejarán por otros atardeceres, cuando tu eres una simple estrella.